El 8 de julio de 1.863 un grupo formado por cuatro mujeres y tres hombres contemplaba el amanecer desde la cima del Monte Rigi, última parada y destino del que está considerado como el primer viaje organizado de la historia y el nacimiento del turismo tal y como lo conocemos.

Y es que, anteriormente a esa fecha, ir de un sitio a otro con el único objetivo de disfrutar del tiempo libre era inaudito, algo de lo más exótico. Una experiencia que disfrutaban personas adineradas pero sobre todo los «modernos» de la época, gente que huía de lo convencional y gustaba de vivir a su manera. Auténticos hipsters de su tiempo (cuando ser hipster todavía molaba).

Modernos que sin duda no pudieron resistirse a participar en el Grand Tour que tenía por objetivo alcanzar la cima del Rigi y que fue organizado por el visionario Thomas Cook, empresario inglés que pasó a la historia por abrir la primera agencia de viajes del mundo y que hoy da nombre a un auténtico imperio del sector turístico.

Así fue el primer viaje organizado de la historia

Los siete viajeros partieron de Londres el 26 de junio de 1863 junto a otras 123 personas que atravesaron Francia con un objetivo: llegar el 8 de julio al monte Rigi para ver amanecer (todo muy hipster). De las 130 personas que comenzaron el viaje, solo 7 llegaron a su destino. Incluso el propio Cook tuvo que volver a Londres para atender sus negocios.

¿Cómo fue esa primera subida organizada a un Monte suizo para ver amanecer? Gracias al diario de una de las participantes, Jemima Morrell, hoy sabemos que los viajeros conquistaron la cumbre a pie desde el pueblo de Weggis. Y es que faltaban todavía 8 años para que se inaugurara el primer tren cremallera del mundo que unió Vitznau con la cumbre del Rigi.

En su cuaderno de viaje, Jemima Morrell anotó: “En silencio contemplamos el cinturón dentado de las cumbres mientras despertaba el día sobre las 300 millas de montes, valles, lagos y pueblos que abarcaba nuestra vista”. Curiosamente Morrell no hace ninguna alusión a lo que debió ser subir a aquella cumbre con su vestido victoriano. Toda un reto para las leyes de la física.

El objetivo de los viajes de Cook: luchar contra el alcoholismo en Inglaterra

Aunque este primer Tour dio origen a la moda de viajar, la primera motivación de su organizador fue bien diferente: el bueno de Thomas Cook, predicador baptista y abstemio radical, empezó a organizar viajes para ofrecer a sus vecinos una alternativa al alcohol, utilizado hasta entonces para «matar» el tiempo libre. De un coma etílico, me imagino.

Así, Cook empezó fletando un tren allá por 1.841 para llevar a un grupo de personas a un congreso anti-alcohol. Como la escapada abstemia no fue mal del todo, Cook empezó a ofrecer viajes en tren con comida incluida entre Leicester y Loughborough, visitas a la Expo de Londres de 1.851 y, finalmente, excursiones por Europa.

Resulta curioso pensar que una actividad diseñada para salvar a los parroquianos del vicio de empinar el codo haya dado lugar a las pulseritas del «todo incluido», la selección de «mejores bebidas» de las aerolíneas y, mi favorito, el turismo de borrachera. Si Thomas Cook levantara la cabeza…

Como sea, con el viaje rumbo a la cima del Rigi, Cook puso a prueba el éxito de los Grand Tour  y facilitó que la nueva burguesía que nació al calor de la Revolución Industrial empezara a disfrutar del gran placer de irse de vacaciones. Música para mis oídos.

El Turismo: motor económico de la Suiza moderna

Los atractivos naturales de Suiza y su capacidad para atraer inversiones que levantaron hoteles, balnearios y un buen sistema de transporte, situaron el país en el punto de mira de los nuevos viajeros europeos. Cada año, más y más turistas llegaban a tierras helvéticas para disfrutar de sus bellos paisajes.

Algo que sin duda contribuyó al desarrollo de Suiza y que el país debió agradecer mucho a finales del siglo XIX. La propia Jemima Morrell escribió en su diario sobre la pobreza que azotaba al país, poblado por campesinos y donde los extranjeros eran acosados por suizos pidiendo limosna (¿os lo imagináis?).

Cuesta imaginárselo pero en aquel entonces Suiza padecía numerosas hambrunas y lo único que exportaba era emigrantes en busca de una vida mejor para sus familias. Justo lo que reciben hoy en día y de lo que muchos se quejan, curiosamente…

Pero este es otro tema. Quedémonos con ese amanecer bucólico sobre la cima del Rigi y la emoción que debieron sentir los primeros turistas de la historia que, sin saberlo, fueron pioneros en el noble arte de disfrutar del tiempo libre visitando nuevos lugares, admirando paisajes nunca vistos hasta el momento, conociendo la historia, cultura y costumbres de otras gentes… viajando, al fin y al cabo. ¿Acaso hay algo mejor?

Que viajéis mucho 😉

PS. Si os apetece vivir la experiencia de estos primeros viajeros y descubrir todo lo que ofrece el Rigi y sus alrededores no dejéis de echar un vistazo a éste post:

Subida al Monte Rigi, la “Reina de las Montañas”