Después de varias semanas sin escribir -debido en parte a un catarrazo monumental que me ha tenido hecha un trapo-, vuelvo a la carga con un post dedicado a la llegada del frío. Efectivamente amig@s, el winter is coming (por no decir que ya está aquí) y es tiempo de poner «al mal tiempo, buena cara» o, mi variante favorita, «al mal tiempo, mucho queso». Fundido, claro.
El queso fundido tiene, además de un trillón de calorías, un no se qué, qué se yo que hace que se nos haga la boca agua. Además, es la comida/cena perfecta para cualquier ocasión: tanto si el plan es romántico como si hay que sorprender a las visitas, una buena fondue es una solución fácil, rápida y deliciosa que a todos gusta (bueno, menos a aquellos a quienes no les gusta el queso, que haberlos haylos).
A nivel personal, además de ser una fan incondicional del queso, guardo muy buenos recuerdos de la fondue, ya que fue lo que cenamos para celebrar mi llegada a Suiza (gracias a marido en plan comité de bienvenida) y además me recuerda a la serie favorita de mi infancia #momentoñoño
Receta para una perfecta fondue
Lo confieso. Más por dejadez que por ignorancia, casi siempre recurrimos al queso en paquete, ese de «calentar y listo». Pero de un tiempo a esta parte estamos más refinados gastronómicamente hablando, y en caso ha llegado la hora de probar a hacer una auténtica fondue suiza. ¿Os animáis a intentarlo conmigo?
- 200 gr de queso gruyere
- 200 gr de queso emmental
- 1 vaso de vino blanco
- 1 diente de ajo
- Pimienta blanca
- Nuez moscada
- 1 cucharadita de maizena
- Pan en dados
5. El pan debe de ser un pan de miga prieta, preferiblemente un bollo, un bollo sevillano, un pan blanco, un pan con una miga que no se nos rompa al meterla en la fondue.
Opción para los amigos de las verduras: podemos añadir champiñones muy picados, tomates secos muy picados o alguna hierba aromática que nos guste como el tomillo, albahaca o el orégano, yo le puse un poco de orégano. (aviso: no por añadir verduras a la fondue podemos decir que es light, no funciona así).
Opción para valientes y amantes de las emociones fuertes: schnapps o chupito de orujo o cualquier licor de los que despiertan a un muerto, para mojar el dado de pan con queso.
Soluciones para desgracias en la cocina
Porque estas cosas pasan hasta en las mejores familias, aprovecho la ocasión para compartir con vosotros algunos tips que he encontrado navegando por la red para solucionar problemillas en la preparación de nuestra perfectísima fondue:
«Se me ha cortado la fundeu» > No pasa nada hombre/mujer, que todos los males sean esos. Vuelve a poner la olla en el fuego, añade una cucharadita de vino blanco y un poco de maizena disuelta en zumo de limón recién exprimido. Remover con energía hasta que hierva.
«Mi fondue parece unas natillas» > Fácil de arreglar. Dale gas al fuego, añade maizena disuelta en vino o un chorrito del licor de cereza y un puñado de queso rallado. Revolver y esperar a que espese.
«Pues la mía parece cemento de obra» > Kein Problem. Sube la potencia al fuego y añade un poco de vino removiendo con ganas para que no se corte.
«Estos se han quedado con hambre… y ahora quieren repetir» > Si te queda queso no hay problema. Ponlo en el recipiente, sube la llama y añade un poco de vino blanco mientras remueves con energía. Si no queda más queso, es hora de pasar al postre 🙂
Breve historia de la fondue
Ya sabéis que me encanta la historia así que no me puedo resistir a indagar y contaros los orígenes de esta receta.
Según los entendidos, la fondue nació como tal en las montañas del Jura, al norte de los Alpes y cerca de la frontera suizo-francesa, y se cree que viene de la costumbre de pastores y vaqueros de calentar trozos de queso duro para ablandarlo y hacerlo comestible de nuevo, además de dar lugar a un plato de comida caliente.
Según la wikipedia, la primera referencia a este plato aparece por primera vez en 1.825 en el libro de un cocinero francés (cómo no!).
Hoy suizos y franceses discuten por el título de creadores de la fondue… mientras los españoles nos ponemos morados a queso fundido (cada cual a lo suyo) 😉
¿Y vosotros? ¿Sois unos expertos en esto de la fondue o de los que tiráis un paquete de queso al caldero y poco más? ¿Sois adictos a este manjar… u os resulta un pelín empachoso? (que todo puede pasar en esta vida, así me resulte extraño de creer…). ¿Ya habéis regalado un fondue a vuestros familiares y amigos? Regalo socorrido donde los haya cuando uno reside en Suiza, ¿verdad?
Saludos y kilos de queso fundido (ñam!)
Hola Sara,
Muchas gracias de nuevo por instruirnos!
Hace poco nos invitaron unos amigos suizos a una fondue y ademas de pan habia frutas, en concreto, lichies y pera en almibar, el resultado es delicioso y menos pesado que con el pan. Me encanto!
Otra cosa curiosa es que tomaban te negro con la foundee para segun ellos digerir mejor 🙂
Gracias Eva, probaré la pera! Suena muy bien.
Y lo del té negro también, a ver si es verdad que sirve para mejorar la digestión 🙂
Besos,
Sara
Yo tengo visita de un amigo y su familia dentro de dos semanas, y pensaba llevarlos a tomar fondue o hacerla en casa… Pues no… Porque resulta que mi amigo es de los «haylos» que no soportan ni el olor del queso… Jooo!
Muchas gracias por la receta. 🙂
Confieso que soy de las que compran las mezclas ya pre-hechas, Jajaja. Algún día intentaré hacerla a la antigua usanza. Pero me surge una duda… ¿no se ponía kirsch a la fondue? No sé dónde escuché que se ponía….
A mí me gusta cortar en cuartos unos champiñones crudos y mojarlos en el queso, en lugar del pan. Jamás se me hubiera ocurrido comer champis crudos, pero con el queso fundido fue todo un descubrimiento!
Yo tengo un primo al que le pasa lo mismo, es oler el queso y se marea y vomita! Debería estudiarlo la ciencia, jajajaja
En cuanto a tu duda, yo creo que le puedes echar un chorrito de vino blanco a la fondue. Igual el kirsch también sirve! No deja de ser un chorritín de alcohol.
Probaré lo de los champis!
Besos,
Sara
Por cierto, me he encontrado hoy con mi vecina y me ha dicho que ella toma un par de granitos de comino antes de la fondue, para ayudar a digerirla mejor. También me ha confirmado lo del pan mojado en el kirsch y lo de tomar té caliente (da igual si negro, verde, etc, pero que sea caliente) acompañando la fondue. Según ella, porque si se toma con algo frío, la fondue se corta dentro del estómago y con algo caliente no. (A mí me ha sonado un poco al mito del baileys, pero bueno….jajaja)
Me encanta la Fondue! Yo soy más de paquete que soy un poco nula hasta para removerla, pero mi marido sí la hace de las caseras y le sale muy buena también. Este año todavía no nos hemos estrenado, habrá que remediarlo pronto!
La verdad que la de paquete está bien buena, pero cuando pruebas la casera… se nota la diferencia! Como en todo 🙂
Un besote,
Sara
En nuestra casa la fondiu nos vuelve locos!!! Gracias por la receta!
De nada Marta, a disfrutarla con salud y mucho queso! Besos, guapa
Pingback: Mis Fondues favoritas en Zürich (y otras) | Ociore Blog
Estupendo artículo, ya estoy recuperando energías.
La próxima propuesta el plato que más recuerdo es Rosti.
Gracias Tommy!
A ver si me animo con al Rösti, que se me hace más complicado 🙂
Saludos,
Sara
Hola Sara, y algún sitio típico de comida suiza que no te claven (si es que existen..) somos una familia con dos jóvenes, comen como limas, jejeje, estaremos por Suiza una semana desde el 5 de julio. Mejor en una gran cuidad como la tuya o probar por sitios/pueblos pequeños.
Hola Javier!
Qué bueno que vengas con tu familia a visitar Suiza 🙂 Os va a encantar!!
Sobre comer «barato» o a un precio asequible en Suiza, me temo que es una de las preguntas del millón xD Una comida o cena normalita en Suiza no baja de los 20-25 CHF por persona, y no hay gran diferencia entre el pueblo y la ciudad porque si algo prima en Suiza es la calidad (y, eso sí, aquí se encuentra calidad en cualquier parte… y se paga igualmente por ella).
No sé qué ciudades o pueblos incluye vuestro tour, pero de primeras te recomiendo los restaurantes de Migros y Coop, que están por todas partes, tienen un menú variado y de lo más asequible que puedas encontrar en Suiza. También los «mensa» o comedores de las Universidades son buenos lugares para comer rico y a un buen precio, aunque no se pertenezca al centro. Para comer algo típico, tipo raclette o fondue, la cosa se complica porque suele ser bastante caro (y más para nosotros, los extranjeros, que al final no acabamos de entender como pueden cobrar esa salvajada por un montón de queso).
Te recomiendo que eches un ojo al post de mi amiga y bloguera «zuriquesa», y que tomes nota sobre todo del último de los consejos: preguntas a los lugareños.
https://zuriquesa.com/2013/10/04/donde-comer-barato-en-zurich-y-en-suiza-en-general/
Si venís a Zúrich, dímelo para que te pueda recomendar sitios en concreto 🙂
Un saludo y felices vacaciones,
Sara