Suiza, probablemente la democracia más democrática del mundo –cada año se celebran más de 500 referendos en los que la población decide sobre cuestiones de carácter local, regional e incluso nacional-, votará para aprobar o rechazar el pago de una renta básica de 2.500 francos (unos 2.000 euros) por parte del Estado a todos los adultos, independientemente de si trabajan o no.

La propuesta, que ha sido avalada por las 100.000 firmas necesarias para convocar un referéndum de carácter nacional, tiene por objetivo “proporcionar una red de seguridad financiera a la población”, aunque en la práctica es fruto de la indignación de la población ante la desigualdad salarial y los sueldos millonarios del sector ejecutivo.

En el mismo sentido, el pasado mes de marzo los suizos respaldaron una iniciativa que se votará el próximo mes de noviembre y que está orientada a limitar las remuneraciones de los ejecutivos.

Dejando a un lado si el establecimiento del pago de una renta básica es o no es conveniente (o en manos de los suizos, que son quienes van a decidirlo)… ¿sería posible llevar a cabo la medida? Todo apunta a que financieramente sí, sería posible. Se calcula que implantar una renta básica de 2.500 francos costaría al Estado unos 200.000 millones de euros, un tercio de la riqueza nacional.

Sin embargo, los expertos casi se atreven a asegurar que la propuesta no saldrá adelante. En palabras de Samuel Bendahan, economista de la Universidad de Lausanne, “es muy improbable que los suizos acepten, porque tienen demasiado miedo a que la medida arruine la economía del país”. Bendahan, quien defiende la viabilidad de la renta básica, “aunque sea en cuantías pequeñas”, mantiene que “en Suiza, el miedo es un factor decisivo en la toma de decisiones políticas”.

Pase lo que pase, resulta cuanto menos sorprendente que en uno de los países más conservadores del mundo, símbolo del capitalismo por antonomasia, se planteen y se lleguen a votar iniciativas de corte intervencionista, como es la de limitar sueldos por ley, y comunista, como el reparto de la riqueza vía pago de una renta básica.