Mudanza. La sola mención de la palabra ya provoca escalofríos. De hecho, pocas palabras tienen la capacidad de despertar sentimientos cercanos al terror de manera tan rápida y efectiva. Sobre todo si una mudanza planea en nuestro horizonte temporal. Y si es internacional ni te cuento.
Y es que la palabra mudanza, además de «recoja sus cosas y muévalas de sitio», es sinónimo de cambio, de nueva etapa, de incertidumbre, ilusión y esperanza… pero siendo realistas es, sobre todo, sinónimo de «la que me espera», «a ver qué pierdo esta vez» y de agotamiento físico y mental sin parangón.
Se nota que me he mudado unas cuantas veces, ¿no? 🙂 En base a mi experiencia, a la hora de mudarse lo mejor es a) enmarronar pedir ayuda a familiares y amigos y b) contratar a profesionales. Y es que, sobre todo lo segundo, sale a cuenta para que el proceso sea lo menos traumático posible y sobrevivan la mayor parte de los objetos implicados. Especialmente nuestros nervios, que esos son irreemplazables.
Mudarse de España a Suiza… o de Suiza a España
Ah, pero… ¿que te mudas? Mis condolencias Felicidades! 🙂 Te traslades de España a Suiza o viceversa, la realidad es que toca poner tu casa patas arriba, embalar cada objeto y/o meterlo en cajas (de forma ordenada al principio y caótica al final, y siguiendo algún sistema de numeración que te inventas y te parece infalible… hasta que se vuelve completamente inútil) y trasladarlas como buenamente puedas allá donde pretendas establecerte.
Lo primero en cualquier caso es decidir cómo y con quién, y saber cuánto te va a costar, cuentes o no con ayuda profesional. Y aquí es donde se abre una amplia gama de posibilidades entre las que elegir en función del tamaño de nuestra mudanza, nuestros recursos propios (y ajenos), presupuesto y el ánimo con el que acometamos la operación. El primer impulso será intentar ahorrar todo lo posible y más… pero en este punto amig@s, creo que debemos dejar actuar al sentido común.
Analicemos a continuación las opciones entre las que podemos elegir para llevar a cabo nuestra mudanza sin morir, siempre figuradamente, en el intento:
A pelo: si te va el riesgo, tiendes a sobrestimar tus posibilidades y/o eres masoca, esta es tu opción. Consiste básicamente en hacerte un Juan Palomo, «yo me lo guiso, yo me lo como». Es la opción más económica si dispones de los medios para hacerlo, pero solo aconsejable en el caso de mudanzas de poca monta. El primer paso es engañar convencer a familiares y amigos para que te ayuden a empacar y mover los bártulos: los más íntimos son ideales en la primera fase y los allegados en la segunda, cuando hay que bajar las cajas y/o muebles y meterlos en el coche / furgoneta.
Frases para el éxito: «son dos cajas de nada» y «después habrá cerveza para todos». No hay pérdida… pero la paliza no te la quita sin San Benito (que no sé qué lograba, pero algo bueno, digo yo).
Tomando precauciones: no te importa mancharte las manos, pero tampoco quieres acabar de tomate hasta las orejas. Sin llegar a contratar el paquete «mudanza deluxe», optas por contar con ayuda profesional al menos para trasladar cajas y muebles. La primera fase la dejas en manos de tus familiares y amigos, que tampoco es cuestión de privarles del placer de ayudarte o, seamos sinceros, VENGARTE por las mudanzas que te has comido hasta la fecha. Llegados a la fase 2, en función del volumen y características de lo que tienes que transportar lo mejor será contratar una empresa de mudanzas (que se implicarán en las fases anteriores lo que quieras… lo que quieras pagar, quiero decir) o un servicio de paquetería con capacidad para mudar todo tipo de objetos, desde el corta-uñas hasta un sofá.
La clave: busca, compara y si encuentras algo mejor… llévatelo. Y ráscate el bolsillo que con los presupuestos más bajos empiezan los mayores dramas.
Vasectomía style: lo tuyo es cortar por lo sano, arrancar el problema de raíz y deshacerte de el sin despeinarte. No te gustan las complicaciones, las evitas y pagas con gusto por ello. Probablemente tus familiares y amigos que se han mudado «a lo pobre» te odien en silencio, pero se les pasará en cuanto sepan que no van a tener que ayudarte. Si eres «cuñado» probablemente pases a ser el favorito porque las mudanzas agradan tanto como las cenas de Navidad en familia.
El secreto: está bien que delegues en tus proveedores desde cerrar las últimas cajas hasta abrirlas en el salón de tu nuevo hogar, pero no dejes de controlar el proceso. Te evitarás disgustos de los que no se pagan con dinero (como que se te pierda el perro, que cosas más raras se han visto).
Proveedores: servicios de mudanza, transporte y paquetería
Si eres una persona con poco apego a bienes materiales o no tienes a acumular gran cosa en la vida, probablemente tengas pocas cosas que trasladar cuando te mudes. En este caso, si tu mudanza se limita a unas cuantas cajas que no puedes llevar contigo en el avión, puedes contratar un servicio de transporte y paquetería.
Por ejemplo, Packlink es una buena opción porque permite hacer una comparación de tarifas de envíos internacionales puerta a puerta entre una gran variedad de empresas de transporte (como SEUR, UPS, Correos…). Es muy cómodo porque puedes calcular el presupuesto a través de su página web aportando información sobre el peso y la dimensión de lo que quieres enviar, lugar de origen y de destino, etc. La aplicación te ofrecerá varias opciones y tu podrás elegir y contratar el servicio a golpe de clic.
Pero si tu estrategia es la del caracol y optas por mudarte con la casa a cuestas… lo mejor es que te plantees contar con una empresa de mudanzas, de las muchas que operan a nivel europeo.
¿Has sobrevivido? Pues comparte tu experiencia
Si estás a punto de mudarte, poco más que añadir. Espero que la información te haya resultado de utilidad y que tu experiencia sea positiva (al final siempre lo es).
Y si ya has pasado por ello… seguro que todo esto te trae recuerdos (no voy a especificar de qué tipo). Lo importante es que ya estás «mudad@», la pesadilla ha quedado atrás. Si no perdiste nada en el camino mi enhorabuena, eres un auténtico caso de éxito. Y si has perdido algo, LET – IT – GO porque no va a volver, y no merece la pena martirizarse por ello.
Lo que sí merece la pena es que compartáis vuestra experiencia de mudanza ya sea para echar más leña al fuego, desahogaros (está demostrado que la terapia de grupo ayuda) o simplemente compartir trucos y consejos que puedan servir de ayuda a quienes estén a punto de mudarse.
Cuéntame: ¿cómo fue tu última mudanza? ¿cual fue el mayor acierto y el mayor error que cometiste? ¿perdiste algo en el proceso? ¿tus relaciones familiares se resintieron? ¿tus amigos no te hablan desde entonces???
Sí, ya sé que mi perspectiva de la operación mudanza es un tanto dramática pero, vamos a ver, ¿qué sería de nuestras vidas sin un buen drama? 😛
Saludos y feliz mudanza!
Yo me mudo en septiembre, aaaahhh!!!! Ya estoy aterrorizada
Menos mal que es de suiza a suiza…
Mi mudanza de españa a suiza fue bastante ligera, no traje muebles, sólo objetos personales y la hize en avión, varios viajes y pago de sobrepeso…
Punto positivo de las mudanzas, sirve para hacer limpieza de la cantidad de chorradas que acumulamos con los años
Un post muy interesante, como siempre
Susana
Gracias Susana!
La verdad es que una mudanza siempre es una mudanza, aunque sea a la vuelta de la esquina 🙂 Pero es verdad, sirve para deshacernos de un montón de objetos inservibles que acumulamos por dejadez o puro sentimentalismo que muchas veces no tiene explicación. Todo tiene su lado positivo!
Mucho ánimo y feliz mudanza,
Sara
La mía fue al estilo juan palomo….Después de pedir una serie de presupuestos (las webs de subastas de mudanzas como Anyvan me resultaron muy útiles), me dediqué a valorar todas mis cosas. Mi piso estaba entero amueblado, pero gran parte de las cosas eran de segunda mano, así que fue fácil ver qué era lo que me interesaba más llevar. El resto lo vendí y regalé. Durante todo el proceso no hacía más que pensar en todo lo que me había costado tener aquellas cosas, no sólo en dinero, sino en tiempo invertido en la búsqueda, transporte, montar y desmontar en mudanzas menores (6 en total a lo juan palomo)…Por ello, más que estresante, fue un proceso doloroso…aunque a los dos meses ya ni me acordaba de lo que había tirado (y nunca lo he echado de menos).
Al final me mudé por carretera con una furgo de un amigo (y el amigo conduciendo. En lugar de cervezas, al acabar hubo fondue) con lo que tenía más valor y me costaría más comprar en Suiza (comparé hasta los precios del ikea para ciertos muebles).
Como comentario general a los que planeen hacer una mudanza por carretera por su cuenta, en la frontera es necesario presentar un inventario de todas los objetos que introduces en el país, así como justificar la razón de la mudanza a Suiza. Es más que nada una cuestión burocrática, y a ninguna de las personas que conozoco que se han mudado por carretera les han pedido que acredite el motivo de la mudanza con un permiso de residencia (por ejemplo). Si se opta por una empresa de mudanzas obviamente te desentiendes de este paso…Nosotros nos quisimos ahorrar el trámite porque se te va al menos media hora en la frontera y era muy tarde, y dijimos que íbamos sólo de paso. La furgoneta era pequena y no llamábamos la atención,..:-)
Otro apunte sería considerar comprar los muebles aquí. El mercado de segunda mano no es tan activo como es Espana, pero se encuentran cosillas. En paginas de expatriados como englishforum.ch hay una seccion de venta muy activa.
Muy buen post y muy util!
Merce
Gracias por tu comentario, Merce!
Después de la mudanza que describes eres toda una experta 😉
Muy interesante lo que comentas de la frontera, porque creo que todos compartimos esa sensación de incertidumbre ante lo que nos podamos encontrar y nos imaginamos a un suizo mal encarado requisando nuestras maletas o peor, jejeje! No había pensado lo de decir que se va de paso, pero es la opción más inteligente!
Yo personalmente creo que es mejor no liarse mucho, dejar o vender en España lo que se pueda y comprar lo que sea necesario aquí. Pero claro, eso lo digo yo porque al venirme no tenía casi muebles y no me tuve que deshacer de ellos! Con lo sentimental que soy me habría supuesto un drama, seguro.
Espero que estés felizmente asentada y que tu próxima mudanza quede bien lejos, jajaja
Un saludo,
Sara
Ah, las mudanzas… en cada una que he hecho, he ido aumentando cajas… De España a Londres, apenas una maleta grande (tan grande que yo la llamaba cariñosamente «el muerto») y una de mano. Luego a Dublín, fueron 20 cajas. A Suiza 28.
Y tengo que decir, que he tenido suerte. 🙂 En todo este tiempo, ni me han perdido nada ni se me ha roto nada de valor material.
Bueno, la batidora vino a Suiza con el tercer pincho del enchufe (enchufe británico) roto, pero como aquí tuve que cambiarlo adaptándolo al país no me importó.
Eso sí, cuando al desempaquetar nuestra taza de cepillos de dientes, en la mudanza de Londres a Dublín, descubrí que se había roto el asa, me dió casi un soponcio… que fea, lo es de «cohones» y vieja como ella sola, pero tremenda reliquia nos la vamos a llevar a todas partes (hasta cuando nos retiremos de nuevo a España como viejitos jubilados…). Espera… que no la has visto y no sabes de qué te hablo… pasa por este post de Luy (http://luy.orcasitas.com/2006/01/30/objetos-geeks-de-mi-casa/) y me entenderás .. xD
Ay Rocío, me parto con vuestra historia de la taza de cepillos de dientes! Pero solo porque me siento muuuuy identificada con este tipo de experiencias, jejeje! Yo no he tenido tanta suerte y en todas las mudanzas he perdido algo. Nunca nada importante, pero sí «llamativo» por lo curioso de la desaparición (la última vez fue una caja enterita con material de oficina y un abrigo, ya me dirás tu…).
En fin, mudanzas… divino tesoro. Al menos sirven para deshacernos de objetos inservibles (salvo de aquellos que amamos de forma inexplicable) y… para movernos de sitio, jajaja!
Que la próxima nos quede lejos!
Un besote,
Sara
PD. Te puedes creer que tu comentario se fue a parar a SPAM y lo he visto ahora??? Tengo que hablar con Mr. WordPress, esto no puede volver a pasar 😉
La última mudanza que tuve fué mental y de solo pensarlo y pensar todas las veces que me he mudado, creo que van como 14 en mis 30 años de vida, es que desistí de planearlo siquiera, sin embargo cada vez me voy haciendo entender que si, pronto se viene una nueva mudanza…
La penúltima mudanza significativa y real fué cerca (dentro de una misma ciudad) pero no menos caótica: me desarmé de un departamento que arrendé por 2 años, mientras trabajaba en lo que fue mi segundo trabajo, habí logrado amoblar, sentir que era mi casa, en definitiva apegarme a ese espacio, cuando luego de darme cuenta que estaba muy deprimida hace ya un tiempo y que tenía que dejar el trabajo en el que estaba (un reemplazo) que nada mucho me satisfacia perome daba buena $$$$ ganancia, entonces fué cuando tuve que desarmarme y reducir todo para irme a vivir a la parcela de mi padre, en el fondo a su casa, en el fono a una pieza (tenia que guardar todo lo demas). Esa mudanza fue el punto de partida de una época de retiro del mundo, en que reduje mis horas de trabajo y practicamente tuve que pedir ayuda economica a mi papá durante unos 6 meses o mas quizas… No podía sentirme mas fracasada, además ya estaba deprimida y en crisis existencial; ni siquiera sabia si queria seguir trabajando en lo que estudié. Había además terminado hace poco una relacion de pareja (un noviazgo nada mas).
Por lo que fué una mudanza, a la fuerza, porque era práctico, porque era lo que tenía que hacer aunque tenia cero ganas. Y el mismísimo dia de la mudanza, adivinen que, se puso a llover a cantaros, era una lluvia que mojó todo, y por supuesto, para hacer las cosas mas dificiles, me ayudo un amigo y mi padre,,,, haciendo un par de viajes… con la lluvia que todo lo mojaba.
Creo que esa ha sido una de las mudanzas mas dramáticas, pero fue muy necesaria. ahora me volvi a cambiar a la ciudad y aun no encuentro varias de las cosas de cocina, cuadernos y adornos que reparti y guarde en las bodegas de algunos familiares. Todo lo que es sentirse desarmada y confundida….