Uno de los remedios más efectivos para librarse del estrés que producen las preocupaciones del día a día es pararse a pensar en lo pequeños e insignificantes que somos.

Piénsalo. No somos más que una gota en el océano… Y poco a poco, mientras vamos tomando conciencia de ello, los problemas menguan, se encogen. Empiezan a parecer, como tú mismo, pequeños e insignificantes.

A más de 2.000 metros del altura

A más de 2.000 metros sobre el nivel del mar las cosas se ven de otra manera: lejanas y pequeñas, muy pequeñas. Qué fácil es entonces, sin tener que pensar en ello, sentirse pequeño e insignificante. Y que le den a los problemas 😉

Este fin de semana pasado tuvimos la oportunidad de experimentarlo al subir al Monte Pilatus, cerca de la ciudad de Lucerna (a unos 45 minutos en coche hacia el sur de Zürich). Aprovechando la visita de una amiga y un clima primaveral más propio de mayo que de febrero, decidimos subir a los 2.132 metros de altitud hasta su cumbre para disfrutar de unas vistas privilegiadas sobre el llamado Lago de los Cuatro Cantones, la misma Lucerna y los Alpes berneses.

Al llegar a la cima, y como suele suceder, la realidad superó ampliamente a la ficción de nuestras expectativas y quedamos profundamente sobrecogidos por el espectáculo de la naturaleza en estado puro. Por miles y miles de metros cuadrados en forma de montañas, bosques, lagos, pueblos y prados que se extendían como una alfombra infinita, 360 grados a nuestro alrededor hasta donde alcanza la vista, y el paisaje empieza a fundirse con el cielo hasta volverse completamente azul.

Y en ese instante, mientras la vista se pierde en el horizonte, uno se siente pequeño e insignificante. Con un sentimiento puro y espontáneo que no es fruto de la reflexión que se rumia durante horas y se traga, a veces con mucho esfuerzo.

Por eso, cuanto necesitéis “huir” de vosotros mismos, relativizar, dimensionar vuestros problemas, su trascendencia y la vuestra propia…  yo os recomiendo subir a las montañas y observar cómo la vida sigue, siempre hacia adelante, ajena a nosotros. Como siempre.

CURIOSIDADES Y DATOS PRÁCTICOS

– El tren cremallera que sube a la cima desde Alpnachstad es el más empinado del mundo, con una inclinación del 48%. ¡Toda una experiencia!

– El nombre del monte se atribuye a Poncio Pilato, ya que se dice que fue enterrado allí.

– Las leyendas locales señalan el Monte Pilatus como nido de dragones y en la misma cima se puede disfrutar de una completa serie de cuentos y leyendas (en inglés y alemán, eso sí) relacionadas con estos lagartos voladores.

Otras actividades

– Excursión en barco de vapor desde Lucerna hasta Alpnachstad, de mayo a octubre

– Senderismo por peñascos y caminos delimitados hasta los montes Oberhaupt, Esel o Tomlishorn

– Fantástico parque infantil en Krienseregg (primera parada del telecabina que va desde Kriens hasta la cima)

– Pistas para trineo kilométricas en invierno (de mediados de diciembre a finales de marzo). Alquiler de trineos y otros artilugios deslizantes en la misma pista.

– El tobogán de verano más largo de Suiza (de mayo a finales de octubre; más información en www.pilatus-seilpar.ch y www.rodelbahn.ch)

– El mayor parque de cuerdas en suspensión de todas Suiza central.

– Parque temático Drachen Moor, en Krienseregg (más información en www.drachenmoor.ch

Cómo llegar

– En invierno: desde el pueblito de Kriens en telecabina y después en teleférico hasta la cumbre (Pilatus Kulm)

– El resto del año: desde Alpnachstad en el ferrocarril de cremallera

Precios para alcanzar Pilatus Kulm

– De diciembre a marzo, desde Kriens hasta la cima (ida y vuelta) –  Adultos: 57.60 CHF; Niños: 32.40 CHF; Adultos con Habltax: 32.40 CHF.

– El resto del año, desde Kriens o Alphachstad a la cima (ida y vuelta) – Adultos: 72 CHF;  Niños: 36 CHF; Adultos con Habltax: 36 CHF.

Otros precios aquí (2017) y más información en www.pilatus.ch.