El Festival de Benicàssim llevaba desde tiempos inmemoriales en mi lista mental de «pendientes» y cuando Blur confirmó su asistencia tardé entre uno y dos milisegundos en decidir que este año tenía una cita con el FIB. Y me daba igual tener que ir desde Zürich o desde la Conchinchina.
Segundos después propuse el plan a varias amigas festivaleras y, para mi fortuna, una de ellas tardó muy poco en acabar con mi sufrimiento (gracias Val, eres grande). Como nos faltaba una rubia fichamos a mi «suizamiga» Patri y entonces sí, con el equipo al completo, entonamos el «si, si, si, nos vamos para el FIB!». Y con un cartelón de los que hacen historia 🙂 Pasen y vean…