El día que sentí eso que llaman «choque cultural» entre España y Suiza

choque cultural cuadradoSegún el diccionario, «choque cultural» es el término que describe la mezcla de sentimientos que experimenta un individuo por el contacto con un medio social totalmente distinto al conocido. Relacionado habitualmente con la dificultad de asimilar una cultura diferente, suele manifestarse a través de una sensación de confusión y sorpresa que se traduce en ansiedad y, a efectos prácticos, en un rechazo de la cultura ajena.

En otras palabras, choque cultural es la reacción que en un momento dado experimenta una persona cuando comienza a vivir en otro país. Por supuesto, la aparición y la intensidad del mismo dependen de la forma de ser de la persona en cuestión y su capacidad de adaptación a un medio distinto, así como del grado de diferencia que haya entre la cultura de origen y la de destino. Porque no es lo mismo irse a vivir a Francia que a Papúa Nueva Guinea 🙂

¿Choque? ¿Qué choque?

Lo reconozco. Como española residente en Suiza desde hace poco tiempo, siempre he sido escéptica en cuanto a la existencia del temido choque. Vamos, que no me lo creo creía. Ni antes de desembarcar en este país ni en los últimos meses me he tomado muy en serio la posibilidad de llegar a sentir ese shock. Y es que, aunque sí he notado diferencias entre la vida en Madrid y en Winterthur, nunca lo había percibido de manera negativa. Algunas cosas mejor, otras peor… pero, en general, simplemente diferente.

Hasta el domingo pasado.

Es curioso como en el momento y el lugar más insospechados, en relación a un hecho que no tiene la menor importancia, pueden asaltarte una serie de pensamientos y sensaciones que, para mi más absoluta sorpresa, coincidían con todo lo que había leído sobre el dichoso «choque cultural».

Pero… ¿qué me está pasando?

En mi caso, el shock me sobrevino en el Estadio de Letzigrund del Fussballclub de Zürich durante el concierto, nada más y nada menos, de los Rolling Stones. Conseguir entradas no había sido tarea fácil, pero allí estábamos, dispuestos a darlo absolutamente todo.

Antes del concierto el ambiente no podía ser mejor: 28.000 espectadores entre grada y patio charlaban animadamente con una cerveza en la mano, preparándose para recibir a sus Satánicas Majestades.

rolling stones konzert

Y entonces comenzó el concierto. De repente, los espectadores de las gradas se acomodaron en sus asientos con la vista clavada en el escenario mientras que en el patio el público hizo lo propio, solo que de pie y en muchos casos de brazos cruzados. NADIE se movía un ápice. Los más «marchosos» hacían fotos con el móvil. Únicamente, poniéndome de puntillas, pude ver a un par de chicas que bailaban a lo lejos. Pensé, acordándome de mi abuela, «estas no son de aquí».

El concierto avanzaba y, aunque hacía buena temperatura, estábamos en manga corta y no parábamos de bailar (me imagino que para sorpresa de muchos a nuestro alrededor), el ambiente estaba frío. Gélido. Al borde de la congelación. Y no podía parar de pensar «¿pero qué coj… le pasa a esta gente?» y de sentirme, ya no fuera de España, sino del planeta Tierra. Mirara donde mirara, la sensación era la misma: la de estar rodeada de miles de almas (probablemente extraterrestres) que estarían disfrutando, no digo yo que no, pero encerradas en cuerpos que no parecían tener la capacidad para moverse. Ni sangre en las venas, como se suele decir.

Después de cada tema, aplausos, algún gritito y poco más. Y un par de horas después, fuegos artificiales, miradas que se desplazan del escenario al cielo y fin de la función. Ni petición insistente de más temas, ni «otra, otra», ni nada. La gente se dio la vuelta y empezó a abandonar el estadio ordenadamente mientras yo también pensaba en abandonar… pero el país.

Vale, igual estoy exagerando un poco. Como española y manchega soy un poco exagerada 😛 Pero lo que sí es totalmente cierto, y así lo tengo que reconocer, es que la mezcla de sorpresa, confusión, indignación y negación que sentí debe ser el «choque cultural», que a todos nos llega. Hasta a quienes pensamos que no nos va a pasar.

Conclusión

Por mi reciente experiencia, ahora sí creo que el choque cultural existe y que aparece cuando menos lo esperas. Que está muy ligado a una reacción del entorno que no podemos asumir, en una situación que, además, nos importa. Da igual lo intrascendente que sea. Como cuando invitas a tus amigos a jugar a un juego de mesa en tu casa y empiezan a inventarse normas escudados en el «es que en mi casa jugamos así». No tiene importancia ninguna. Pero jode fastidia y mucho.

Por hacer una lectura positiva del asunto, creo que debemos tomarnos el choque cultural con humor, como parte del aprendizaje que significa vivir en otro país y verlo como un paso más en el proceso de integración en el mismo. Como un escalón que se presenta en nuestro camino y que cuesta subir, pero que nos ayuda a ver el mundo desde un poco más arriba, tener una mejor visión del mismo y entenderlo mejor.

Fases de adaptación de una persona a la vida en un país diferente al de origen

Fases del proceso de adaptación de una persona a un país diferente al de origen

Y para vosotros, ¿qué es el choque cultural? ¿Lo habéis sentido alguna vez? ¿Cómo fue? ¿Creéis que os ha ayudado a integraros en el país en el que vivís o que os ha hecho retroceder unos pasos en el proceso de adaptación?

Viváis en Suiza, Perú o Papúa Nueva Guinea… ¡compartir vuestra experiencia! 🙂

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18 comentarios en “El día que sentí eso que llaman «choque cultural» entre España y Suiza

  1. Uno de los choques culturales que yo viví estando en Alsace, fue, precisamente, un finde que fuimos a Zurich.
    Celebrábamos el cumple de mi prima y nos fuimos de clubbing al centro de la ciudad.
    Un club normal, música muy techno-cool, y todo parecido a un garito del centro de Madrid.
    Hasta que salimos a la calle. Gente fuera que charlaba, se encontraba con amigos y esnifaba alguna sustancia extraña 😳 sobre unas escaleras, todo muy normal.
    Entonces el gorila de la puerta, de forma amable y cordial 😳, pidió silencio con un sonoro «Shhhhhh».
    Automáticamente, todos bajaron el tono de voz y volvieron a sus quehaceres, incluyendo los de la escalera.
    ¿Os imagináis eso en Madrid? Y me refiero sólo a la parte en la que el GORILA de la puerta, pide SILENCIO AMABLEMENTE, y la gente ¡baja el tono de voz un sábado a las 2 de la mañana a la entrada de un club!
    Choque cultural.

  2. Hay muchas cosas que nos impactan. Como bien dices, ni son peor ni mejor. Lo que digo a continuación son generalizaciones. A mí también me choca que no muevan ni un músculo en un concierto de rock (parece que estén en casa oyendo el CD), que no hablen apenas en los tranvías (sólo se me oye a mí), que las parejas no hablen entre ellos en los restaurantes (!), que los niños cuando saludan a tíos y abuelos den la mano en lugar de dos besos (!!!). Pero hay otras cosas excelentes: como los puestos de mermeladas, frutas, huevos, etc. que hay en el campo y en la montaña, con la caja, para que tú compres y pagues (o cojas el cambio). Que todo está tan limpio….y un larguísimo etcétera……..
    Por cierto, muy buen artículo. Le doy a compartir. Un saludo.

    • Lo de las parejas en los restaurantes es súper llamativo xD Pero tienes toda la razón, aquí hay otras muchas cosas maravillosas que nos encantan y que apreciamos desde que ponemos un pie en el país. Y que, si algún día nos vamos, echaremos de menos. Creo que voy a centrarme en eso para una futura entrada 😉 Gracias guapa!! Un saludo

  3. ¡Qué entrada más fantástica! ¡Me he reído muchísimo! ¡Gracias, Sara! Te leo desde Neuchâtel donde vivo ya desde hace 5 años y creo que todavía tengo ‘choques culturales’ ¿desaparecerán algún día o dejará de sorprenderme este país?. Uno ‘divertido’ me sucedió un domingo alrededor de las 11h cuando fui a tirar la basura tranquilamente en mi barrio. Llevaba cuatro bolsas diferentes, claro, (para el cartón, para las botellas, para las latas y para el papel) y cuando lancé el primer frasco de tomate vacío a su correspondiente contenedor salieron 7 u 8 personas desde sus ventanas gritando que ¡estaba prohibido tirar basura! Me sentí tan cohibida, como una auténtica delincuente, que bajé la cabeza y me marché corriendo con mis cuatro bolsas llenas… Cuando logré acercarme de nuevo a los dichosos contenedores leí que el vidrio no se puede tirar los domingos (¿?). ¿Quién en España estaría tan aburrido de salir por la ventana a llamarnos la atención porque tiramos una botella de vidrio en un contenedor? ¡cuidado! 🙂

    • Gracias Elena!! Me alegro mucho de que te haya gustado 🙂

      Me parto con tu experiencia del pasado domingo, ¡qué barbaridad! Como si los vecinos de tu barrio estuvieran agazapados tras las ventanas, esperando a que el despistado de turno tirara una botellita al contenedor de vidrio. Seguro que después de echarte la bronca hasta se quedaron más tranquilos y disfrutaron de un maravilloso domingo. ¡Deberían darte hasta las gracias! jejeje! En fin, tomo nota… nada de tirar vidrio los domingos. Un saludo!

  4. ¡Muy bueno Sara!
    Creo que todas las que vivimos esta experiencia de integrarnos en este pais hemos vivido alguna que otra anedocta, pero tu lo has resumido muy bien…..un planeta diferente. Estamos en el centro de Europa pero creo que las diferencias de Suiza con nosotras españolas, son mayores que con los paises de nuestro entorno. Yo siempre digo la isla Suiza…porque me sorprende que solo cruzando la frontera las diferencias puedan ser tan evidentes. No obstante, me gusta vivir aqui y creo que podemos aprender mucho de ellos, sobre todo su etica y contagiarles nosotras nuestra alegria.
    Gracias por compartir tu relato.

  5. Hola,
    vivo en el cantón de Aargau des de hace año y medio, y tu blog ha sido un descubrimiento!
    La verdad es que lo del choque cultural lo vivo a diario, ya que vivo con un suizo, y su familia me desespera con muchas «tonterías», muchos tabúes, y esa poca sangre en las venas que comentabas…
    Gracias por tus Posts, me siento muy identificada!!

    • Hola Mariona,
      Gracias por seguir mi blog, pero sobre todo por los piropos 😛
      El choque cultural al final es inevitable, pero bueno… hay que tomárselo con filosofía y sobre todo con humor.
      ¡Un saludo!
      Sara

  6. Me hiciste reir mucho con tu post! A mi me pasó fue en el concierto de Bruno Mars el año pasado. No podia creer que ni se movieran un milimetro, yo no pare de bailar cantar y todo lo que te puedas imaginar. Cuando terminó el concierto yo tenia todavia las energias de una chica de 15 años, y me preguntaba: en serio? ya se acabó? y veia como todos se iban como si nada!. Ya se de donde los colombianos somos tan exagerados y alegres jajajajaja por algo no? gracias a la madre patria, España! En fin, yo la verdad me divierto mucho cuando aprendo sobre los choques culturales, pero me adapto con facilidad y aunque tenemos que aprender a vivir con ello, no significa que tenemos que cambiar lo que somos, nuestra esencia, nuestra personalidad, lo que nos define como personas unicas. Un abrazo!

  7. Guapaaaaaaa! no podría haberlo descripto mejor y eso que me pasó igualito en un concierto de Pink Martini. A ver, que son la Little Portland Orchestra, si no te mueves con una Rumba entonces CON NADA!

    Muy divertido tu post! ya vendré seguido por aquí.

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