Amanece en Suiza.
Es septiembre, aún es verano, cantan los pájaros, brilla el sol y el día promete.
Frente a mi ventana, un amable señor poda a máquina los setos del jardín del edificio de enfrente. Otro amable señor hace lo propio con nuestros setos, ubicados justo bajo mi terraza.
En el apartamento de al lado, del que me separa una fina pared, las obras de reforma INTEGRAL siguen su curso. Empezaron el 3 de septiembre y acumulan más de 100 horas de taladro y mazo. No sabía que un piso tan pequeño podía dar lugar a tanto uso de taladro pero sí.
Mientras tanto, una taladradora castiga la acera de una calle aledaña. Taca taca taca taca taca… Sigue leyendo