5 años en Suiza

El pasado domingo se cumplieron 5 años desde que llegué a Suiza. Acompañada de mi recién estrenado marido, tras varias semanas de luna de miel de ensueño y en un coche lleno de cajas y maletas, recorrimos la distancia que separa Talavera de la Reina de Uzwil -que a algun@s os sonará de “1 franco, 14 pesetas”, preciosa película, muy recomendable-, en un viaje de dos días con parada en Montpellier para descansar. En total, más de 1.500 kilómetros y 22 horas atravesando España y Francia hasta cruzar la frontera suiza en las inmediaciones de Ginebra.

Aunque ha pasado tanto tiempo, recuerdo vivamente la emoción que subió conmigo al coche aquel día, los sentimientos encontrados ante el paso de habíamos decidido dar – la pena por alejarme de mi familia y amigos, y la alegría por empezar lo que para mi era una gran aventura- y las GANAS mayúsculas de llegar y estrenar una nueva vida.

Recuerdo a mi compañero de viaje, una persona a todas luces más prudente y comedida que quien escribe, intentando poner freno a mi ilusión desbocada, dejándome caer que todo iba a ir bien pero que no podíamos esperar un camino de rosas; que afrontábamos un gran cambio plagado de retos y obstáculos, y que los momentos difíciles llegarían; que surgirían problemillas que resolveríamos pero con los que tendríamos que lidiar… Sigue leyendo

La mater/paternidad «en solitario» en Suiza (o en cualquier parte)

¡Hola a tod@s, he vuelto! Después de varias semanas alejada de las teclas, hoy por fin he encontrado el momento y las ganas necesarias para sentarme frente al ordenador y ponerme al día con vosotr@s, que ya os echaba yo de menos 🙂

Así es. Mi maromo ha tenido la estupenda idea de irse de Badi con nuestro monete y dejarme la tarde para mi, tarde que he decidido disfrutar en casa para hacer todas esas cosas que una siempre quiere y no puede, empezando por reencontrarme con NETFLIX (en una breve incursión, porque para ponerme al día necesitaría un mes) y siguiendo, por supuesto, por darle al teclado.

Y resuelto el problema «falta de tiempo» no ha tardado en aparecer un segundo interrogante: «pero vamo a ve, y yo… ¿sobre qué escribo ahora?». Porque cuando el día a día de una transcurre entre biberones y papillas, cambios de pañales y ropa, paseos con carrito… no queda mucho espacio (ni tiempo, una vez más) para las ideas.

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Volver a Suiza después de vacaciones… y no querer volver!

577505ec5f578d40bef0bcb2da168bb2Dicen que para todo hay una primera vez y es una verdad como un templo. En mi caso, en esta ocasión, esta nueva «primera vez» se ha presentado con la vuelta a Suiza tras unos días en España, una vuelta que está siendo más dura de lo normal. «Siempre es duro volver a la rutina», me diréis. Y así es. Pero cuando además volver a la rutina implica despedirse de familia y amigos con los que has estado tan ricamente por tan breve espacio de tiempo… la penita es mayor y dura más.

La cuestión es que es la primera vez que, al acercarse el momento de coger el avión para volver a «casita», no es que no tuviera ninguna gana de volver, no. Es que me habría abrazado lloriqueando y pataleando a un asiento de la sala de embarque para no embarcar. Y mientras me encaminaba hacia el avión por el finger solo podía pensar «no me quiero ir, no me quiero ir» en una suerte de bucle al más puro estilo «Krusty vendrá» que daba el mismo miedo o más. Sigue leyendo

Suiza, ¿el peor país para hacer amigos?

amigos1Según una encuesta del banco HSBC, los extranjeros residentes en Suiza lo tenemos todo para ser felices… menos amigos locales y vida social. Triste, no? Pues esa es la conclusión a la que llega el estudio tras preguntar a expatriados residentes en 40 países diferentes por su experiencia a nivel personal-laboral.

Y es que, de acuerdo con la investigación, Suiza es uno de los mejores países en materia de estabilidad laboral, sueldos, seguridad y bienestar… y de los peores a la hora de integrarse, sentirse parte de la cultura, desarrollar una vida social aceptable y hacer amigos. 

Mientras un 80% de extranjeros en Suiza declaran tener un buen trabajo y mejor sueldo (un 30% gana más de 200.000 euros al año, ahí es na), solo un 35% cree posible hacer amigos locales o integrarse en la sociedad suiza. En otras palabras, 2 de cada 3 extranjeros viviendo en Suiza creen que los suizos son cerrados, poco tolerantes, cero acogedores… y que su vida social es peor en relación a la que tenían en sus países de origen.

Pero, ¿de verdad es la vida social en Suiza tan terrible? ¿Es tan difícil hacer amigos suizos? ¿Cómo es posible que, según el estudio, sea más fácil hacer amigos TAIWANESES en TAIWAN? Y no es coña…

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Emigrar por amor

Maleta corazónDespués de emigrar por necesidad, emigrar por amor es el escenario más complicado al que se enfrenta una persona que decide irse a vivir a otro país. Ya sea por seguir a la pareja en una nueva aventura laboral o trasladarse para estar cerca de él/ella, emigrar por amor es un proceso normalmente complicado, sobre todo a nivel «mental».

Porque, a estas alturas de la vida, todos tenemos claro que «no sólo de amor vive el hombre», ni la mujer; ni en sentido figurado ni literal. Por eso la decisión de emigrar por amor suele ir acompañada de otras muchas decisiones que trascienden el plano personal, mil dudas de todo tipo y miedo, mucho miedo.

Dejando a un lado lo difícil que resulta alejarse de la familia y los amigos, los interrogantes que atormentan a quien se plantea emigrar por amor se dividen en:

  • Dudas personales: ¿me adaptaré a vivir allí? ¿me gustará? ¿seré feliz?
  • Dudas laborales: ¿encontraré trabajo? ¿podré continuar con mi carrera/proyectos?

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2014: balance de nuestro primer año en Suiza

año nuevo mafalda cortoEn contra del Real Decálogo de Redacción de Balances de Años Pasados, voy a comenzar mi valoración de 2014 cuando el año ya ha acabado y dejando a un lado los «parece mentira» y «hay que ver, cómo pasa el tiempo». Me los voy a ahorrar. Primero, porque una es rebelde y gusta de llevar la contraria. Pero sobre todo porque os estaría mintiendo y eso sí que no. Lo confieso. Esta vez, el paso de 2014 no me parece mentira, ni se me ha pasado «volando», ni ha transcurrido sin que me diera cuenta.

Este año, por mi condición de inmigrante desocupada y estudiante-con-mucho-tiempo-libre, he sido bastante consciente del paso de los días. Para bien, porque ha sido precioso tener tiempo para formarme, retomar antiguos hobbies, hacer amigos y viajar sin mirar el calendario; y para mal, porque sin rutinas ni horarios a veces el tiempo libre «pesa» demasiado. Se acumula en las manos, se escurre entre los dedos y se pierde. O se sube a la cabeza y marea a base de pensamientos negativos y miedos infundados (más teniendo en cuenta que en esto de emigrar aún soy novata).

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