Causas para ser solidari@ esta Navidad en Suiza

Sobra decir que cualquier fecha es buena para ser un poquito solidari@, pero sin duda Navidad es un momento idóneo para compartir una pizquita de lo que tenemos y ayudar a personas que por su lugar de nacimiento o residencia, condición o circunstancia particular… sufren alguna carencia que podemos aliviar.

Y es que la Navidad, además de para disfrutar, comer, beber y COMPRAR a lo loco, debería despertar la mejor versión de nosotr@s mism@s y animarnos a ser un poco más generosos, empezando por echar una manita a quien lo necesite.

Por eso, y porque yo misma ando buscando una causa con la que colaborar y me gusta compartir mis hallazgos, hoy os presento algunas opciones para poner el espíritu navideño a trabajar en Suiza estas navidades. Animaos! Sigue leyendo

Suiza y el espíritu navideño

En vista de que las Navidades están a la vuelta de la esquina, hace días compartí en mi página de Facebook un post que escribí allá por 2014 sobre tradiciones de la Navidad suiza. Por pura nostalgia, me dispuse a releer el artículo y cuál no sería mi sorpresa al descubrir que empezaba diciendo «Lo confieso: no soy muy fan de la Navidad». WTF??? Pero si a mí me encanta la Navidad…

Y es que a veces pasa. Releo algo que escribí hace un tiempo y descubro que ya no me representa, que yo ya no soy ese yo. Es otra, mi yo del pasado. A veces mejor, a veces peor… y, en este caso, muy a mejor.

A día de hoy, lo digo alto y claro, ME ENCANTA LA NAVIDAD 🙂 Incluso me resulta difícil recordar que no me gustara o justificar por qué. El caso es que, da igual, en algún momento me reconcilié con las Navidades y empecé a disfrutarlas intensamente. Y creo que Suiza ha tenido mucho que ver… Sigue leyendo

5 grandes peligros de vivir en Suiza

Aunque Suiza es uno de los países más seguros del mundo, no deja de ser un país peligroso. Así es amiguis, a pesar de ostentar una de las tasas de criminalidad más bajas del mundo y de su neutralidad «pacifista», Suiza encierra oscuros secretos que uno solo descubre con el tiempo o, lo que es peor, con la (mala) experiencia.

Por supuesto, se trata de peligros de los que nadie te habla antes de mudarte y de los que apenas oyes hablar cuando acabas de llegar al país, pero que están ahí fuera, latentes, al acecho, esperando la oportunidad de atacar y joderte el día recordarte que sí, que en Suiza se vive de maravilla, pero que tiene sus cosillas.

Que puedes estar segur@ de que nadie va a entrar a robar a tu casa, que ni van a tocar los paquetes de Zalando que el cartero deja en plena calle y a la vista de cualquiera… PERO eso no significa que vivamos en el País de las Maravillas.

Hoy, a pesar de los escalofríos que me produce solo pensar en ello, vamos a hablar de los GRANDES PELIGROS de vivir en Suiza. Muaaaajajajaja (risa terrorífica): Sigue leyendo

Mi experiencia de parto en Suiza (III y último capítulo :P)

Y ahí estaba yo, rodeada de matronas y ginecólogas que ni sabían de dónde venía la sangre, ni qué podía ser…

Y lo cierto es que yo me encontraba bien, las constantes del gordito eran buenas y todo parecía normal, así que finalmente decidieron esperar, dejándonos sobre aviso: si las constantes empezaban a caer me harían una cesárea de urgencia en la que, al igual que en un parto natural, me podría acompañar mi pareja y haría el «piel con piel» (algo que en España no es posible en caso de cesárea, ojo).

Una matrona aparecía cada 5 minutos para asegurarse de que todo iba bien. Tras horas de contracciones, el enema, el calmante y los vómitos… mi cara era un poema. ¿Todo esto para acabar en cesárea? En un momento dado perdimos el pulso de gordito porque el monitor, pegado a mi barriga, se había movido. Yo estaba tranquila porque tenía claro que todo iba bien, pero una vez más la reacción de matronas y ginecólogas fue impecable: rápida, tranquila y eficaz.

Finalmente, me colocaron bien el monitor y las constantes de mi bebé de las nieves volvieron a la pantalla. Todo iba bien. Cuando me volvieron a revisar, el sangrado había desaparecido, así que corrimos un tupido velo y seguimos adelante: centímetro a centímetro. Sigue leyendo

Mi experiencia de parto en Suiza (II)

Como os contaba, el nacimiento de nuestro gordito no fue para nada como me esperaba, empezando por la fecha. Y es que yo salía de cuentas el 17 de diciembre pero estaba segura de que el parto se retrasaría una semana, como a mi madre, y que nuestro niño navideño llegaría el 24 o 25. «Pobre -me torturaba yo-, su cumpleaños siempre quedará eclipsado por las Navidades…»

En esas andaba, 3 semanas antes del día D, a tope con mi té de hojas de frambuesa, el picante, la onagra, las caminatas, la acupuntura… para que el parto no se me retrasara demasiado, cuando la ginecóloga me dio la baja total y dejé el trabajo para descansar y terminar de preparar lo que nos faltaba, que era bastante.

En mi primer día «libre», segura de tener un mes por delante, fui a la pelu y me centré en terminar un par de artículos que tenía pendientes. Era jueves y el finde prometía: esa noche encendían las luces de Navidad, abría el Mercadillo navideño y además venía mi hermana, que le hacía ilu verme gorda, muy gorda.

Y llegó el día siguiente y también mi hermana, como estaba previsto. Cena, charleta, a dormir que no puedo con la vida… y en plena noche empecé a sentirme rara. Sigue leyendo

Mi experiencia de parto en Suiza (I)

Queridas amigas embarazadas en Suiza, vosotras lo sabéis mejor que nadie: si algo obsesiona a toda embarazada es el momento parto; pero si además va a tener lugar en un país que no es el nuestro, en otro sistema sanitario y puede que hasta en otro idioma… las dudas y miedos se disparan hasta no dejarnos dormir por las noches (con permiso de la acidez, la barrigota y/o las pataditas de rigor).

Al menos ese fue mi caso. Más allá de querer estar bien informada sobre el proceso en sí, recuerdo haber pasado horas y horas buscando información relacionada con «parir en Suiza», en concreto experiencias reales de mujeres que hubieran dado a luz en Suiza.

En solidaridad con mi yo pasado y con vosotras, y a tenor de lo poquito que encontré, hoy, casi un año después del que fue mi momento parto, quiero compartir mi experiencia desde la preparación -la información que recibí, las opciones entre las que pude elegir…- hasta el propio parto. Una experiencia que os adelanto -spoiler para impacientes- que fue muy buena 🙂 Sigue leyendo

5 años en Suiza

El pasado domingo se cumplieron 5 años desde que llegué a Suiza. Acompañada de mi recién estrenado marido, tras varias semanas de luna de miel de ensueño y en un coche lleno de cajas y maletas, recorrimos la distancia que separa Talavera de la Reina de Uzwil -que a algun@s os sonará de “1 franco, 14 pesetas”, preciosa película, muy recomendable-, en un viaje de dos días con parada en Montpellier para descansar. En total, más de 1.500 kilómetros y 22 horas atravesando España y Francia hasta cruzar la frontera suiza en las inmediaciones de Ginebra.

Aunque ha pasado tanto tiempo, recuerdo vivamente la emoción que subió conmigo al coche aquel día, los sentimientos encontrados ante el paso de habíamos decidido dar – la pena por alejarme de mi familia y amigos, y la alegría por empezar lo que para mi era una gran aventura- y las GANAS mayúsculas de llegar y estrenar una nueva vida.

Recuerdo a mi compañero de viaje, una persona a todas luces más prudente y comedida que quien escribe, intentando poner freno a mi ilusión desbocada, dejándome caer que todo iba a ir bien pero que no podíamos esperar un camino de rosas; que afrontábamos un gran cambio plagado de retos y obstáculos, y que los momentos difíciles llegarían; que surgirían problemillas que resolveríamos pero con los que tendríamos que lidiar… Sigue leyendo

Septiembre, el mes de las obras (y el ruido) en Suiza

Amanece en Suiza.

Es septiembre, aún es verano, cantan los pájaros, brilla el sol y el día promete.

Frente a mi ventana, un amable señor poda a máquina los setos del jardín del edificio de enfrente. Otro amable señor hace lo propio con nuestros setos, ubicados justo bajo mi terraza.

En el apartamento de al lado, del que me separa una fina pared, las obras de reforma INTEGRAL siguen su curso. Empezaron el 3 de septiembre y acumulan más de 100 horas de taladro y mazo. No sabía que un piso tan pequeño podía dar lugar a tanto uso de taladro pero sí. 

Mientras tanto, una taladradora castiga la acera de una calle aledaña. Taca taca taca taca taca… Sigue leyendo

Cerrado por maternidad :)

Lo sé, lo sé, llevo un tiempo sin aparecer por aquí. Pero tengo una buena excusa 🙂 El pasado 26 de noviembre, mi pequeño polizón decidió darnos una gran sorpresa y nació 3 semanas antes de lo previsto, el mismo día que el embarazo llegaba oficialmente a término y más sano que un manzano.

El parto, aunque más largo que un día mes sin pan, transcurrió sin complicaciones y nuestro pequeño Rafa vino al mundo con 3 kilos de peso, los ojos bien abiertos y muchas ganas de un «piel con piel» que disfrutamos primero yo, como corresponde, y más tarde su papá, totalmente embelesados y felices cual perdices.

Tanto nuestro chiquitín como yo nos recuperamos rápidamente y a día de hoy nos encontramos muy bien, capeando el cansancio y el esfuerzo físico que conllevan estas primeras semanas y disfrutando junto a marido de la probablemente infinita tarea de conocernos y entendernos, además de querernos cada día más y mucho, muchísimo. Sigue leyendo

Nuestro primer envío de cajas de España a Suiza

Ya van 215 días / casi 8 meses de embarazo y, si en algo notamos que se acerca el momentazo gran-momento, además de mi prominente barriga, es en que todo el mundo nos pregunta eso de “¿qué? ¿ya lo tenéis todo?”.

Y es que amig@s, como bien sabéis los que sois mamás y papás, la llegada de un bebé implica muchas cosas, por no decir muchas COMPRAS. Pero muchas. Desde el carrito de paseo hasta la sillita para el coche, pasando por la mochila de porteo, el cambiador portátil y la almohada de lactancia. Y me quedo corta.

Por eso cuando familiares y amig@s se lanzaron a ofrecernos todo tipo de artículos y ropita para el bebé en régimen de préstamo y/o préstamo indefinido no pudimos más que alegrarnos, no sólo pensando en el ahorro que nos iba a suponer sino también en las tardes de shopping de las que me iba a librar. Y es que nunca me ha gustado ir de compras, y menos en alemán. Sigue leyendo